jueves, junio 29, 2006

El sacerdote y la pluma de gallina

Era un Domingo, mi madre quería que lo acompañara porque no quería ir sola a una misa dedicada a una amiga suya. Ya estando dentro del templo, el sacerdote en su homilía hablaba a todos cuan es el pecado:
-Hijos míos, todos somos pecadores, es por ello que Dios padre trajo a su hijo a este mundo para que pagara nuestros pecados...
Luego, se acerca el monaguillo al sacerdote y le pide de que le traiga algo que se encuentra en un cofre, lo toma y continua:
-Pero, ¡Hay mas pecadores que otros!. Aquí, en este cofre, tengo una pequeña pluma de gallina la soltaré y la soplaré, ¡al que le caiga la pluma es pecador!, y todos con los ojos cerrados oremos por nuestro hermano que le haya caído la pluma!.
Todos los ahí presentes entendieron a su conveniencia las instrucciones del sacerdote, éste suelta la pluma y sopla, la pluma vuela, vuela, y vuela hasta que se ve caer en unos de las personas que se encontraban en misa; éste, que estando orando concentradamente, estaba también atento a la pluma y al ver que se acercaba la pluma a él, disimuladamente sopla y la pluma vuela otra vez. El sacerdote seguía orando con los ojos cerrados y en su plegaria decía:
-Señor, perdona a tu hijo que le caiga la pluma, ten piedad de él...
Vuela, vuela la pluma y se ve caer, pero luego sube, sube y sube; vuela y vuela, y se ve caer, cae y luego sube, estuvo un buen rato la pluma de gallina recorriendo todo el salón del templo, y el sacerdote seguía orando:
-Señor, perdona a tu hijo que le caiga la pluma, ten piedad de él...
¡cuando de pronto!, el sacerdote interrumpe su oración cuando sintió algo en la cabeza y se la toca con la mano, y ve que efectivamente era la pluma de gallina, asombrado dice a todos los presentes:
-¡Ejem!, va de nuevo...


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